Soy tu compañero constante.

Soy tu mejor ayuda o tu carga más pesada.

Puedo llevarte hacia delante o puedo ser un  auténtico lastre que te impida avanzar.

Estoy por entero a tu merced.

El noventa por ciento de las cosas que tú haces puedes asignármelas a mí, y yo seré capaz de hacerlas rápida y eficazmente.

Soy fácil de manejar: muéstrame exactamente cómo quieres que haga algo, y, después de unas cuantas prácticas, yo podré hacerlo solo.

Soy el siervo de los grandes y, por desgracia, también de aquellos que fracasan.

No soy una máquina, pero trabajo con la perfección de una máquina y la inteligencia de un humano.

Tú puedes usarme en beneficio propio o para labrar tu rutina: a mí me da igual.

Adóptame, entréname, sé firme conmigo y yo pondré el mundo a tus pies. Sé blando conmigo y te destruiré.

¿Quién soy?