Es uno de los instrumentos más importantes puestos a nuestra disposición, así que usted debe emplearla con toda propiedad para conseguir el fin propuesto.

Y para ello:

         1. Hable con entusiasmo (es contagioso). Pero cuidado… empleelo “entusiasmo” en                el tono de su voz, no en las palabras. Las palabras pueden confundirse con adjetivos                    que pocos/as personas creen (“maravilloso”, “estupendo”, “único”…).

2. Evite hablar en tono monótono. Haga inflexiones con la voz.  Que esta suba y baje. De lo contrario su oyente… ¡se dormirá!

3. ¡Ponga siempre una sonrisa en su voz!  Sobre todo cuando hable por teléfono.

4. Varíe el ritmo de su voz para conseguir contrastes.  De cuando en cuando hable de prisa… luego despacio.  Apóyese con el gesto de la mano.

5. Evite esfuerzos vocales. No grite.  Hable más bien bajo aunque esté en un taller o en un establecimiento lleno de ruidos.  Para no gritar: acérquese a su oyente.

6. Sostenga los sonidos a fin de conseguir un tono más cordial.

7. Destaque las palabras importantes. Antes de soltarlas… párese y luego dígala con suficiente énfasis para que su oyente repare en ella y la recuerde.

8. Habla relajadamente para que se le pueda entender. Si usted no respira o quiere decirlo todo en pocos segundos, su oyente no le entenderá.

9. Abra la boca y mueva los labios y la mandíbula al hablar. Nuestro idioma sólo se entiende bien si hace funcionar labios, dientes, lengua y mandíbula.

10. Pronuncie clara y distintamente cada palabra. Debe entendérsele bien. No se coma las letras. No corra.

11. Tampoco se coma los finales de palabra.  Cuide, sobre todo, los participios de los verbos (no diga “perdío”, sino perdido; “apurao”, sino apurado…).

12. Vigile el estado de su nariz y de su respiración.  Para hablar bien hay que respirar bien.

la voz