• La mirada:

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Debe ser móvil, circular. Cuidado, el/a animador/a tiene tendencia a entablar diálogos con cada participante.

Se debe mirar a todos/as.

A menudo el/a animador/a mira al charlatán/a o al/a líder con el fin de controlarles pero obtiene así el contrario del efecto deseado; les da importancia y los autoriza a imponerse. En cambio, cuando un/a silencioso/a encuentra la mirada del/a animador/a, es porque tiene algo que decir, es el momento de hacerle una pregunta.

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¡Cuidado con los/as silenciosos/as que intentan siempre situarse fuera del cono audiovisual!.

  • El gesto:

Tiene tanta importancia como la mirada. El gesto es la ilustración, el acompañamiento de la palabra.

Es importante saber que se debe:

  • Hacer gestos menos amplios sentado que de pie.
  • Evitar señalar con el dedo.

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  • El tiempo y el ritmo de la reunión:

Una reunión no debe alargarse más de dos horas. Más allá de este tiempo, es necesario parar y hacer una pausa.

En efecto, al cabo de dos horas, la atención cae cerca de cero.

 

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En una reunión se producen momentos en que todo el mundo desconecta durante unos instantes. Hay risas, agitación física, pies que se mueven, etcétera.

Es el hueco lúdico. Es natural, es una necesidad fisiológica para toda persona.

El/a animador/a debe sentirlo, aceptarlo, incluso favorecerlo.

El tiempo de atención eficaz varía en función de la cantidad de personas presentes.

Cuantos más participantes, más disminuye el tiempo de atención colectiva.

Durante los primeros minutos, la atención es importante. Por lo tanto se les debe sacar un máximo provecho preparando bien el principio de la reunión.

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