EL DIAGNÓSTICO INICIAL: el análisis del grupo de aprendizaje. .

La formación por sí sola no tiene sentido, se ha de tener en cuenta el grupo al que va dirigido.

Su objetivo es que se produzca un cambio en el grupo de participantes.

Este cambio es la diferencia entre la situación inicial y la situación final deseada en relación con el grupo en cuanto a conocimientos, destrezas o habilidades y actitudes.

Para ello es imprescindible tener la máxima información posible sobre la situación inicial, para poder llevar a cabo el programa de formación que permita alcanzar la situación final.

Cada grupo de personas presenta unos rasgos específicos que lo diferencia del resto de grupos.

La formación no se puede aplicar de forma homogénea a cualquier colectivo, sino que se han de considerar los rasgos que caracterizan a cada grupo y adecuarse a ellos/as.

No es lo mismo trabajar con un grupo que ya tiene una base de conocimientos adquiridos,  que con otro que no sabe nada, la programación del curso se tiene que hacer diferente y adecuarla al grupo.

Según algunos autores podemos hablar de:

–  El grupo destinatario:

son el grupo de personas que sólo está definido por una característica general, es heterogéneo y todavía no se encuentra en situación de aprendizaje.

Un ejemplo: vamos a impartir una acción formativa de dermatología pediátrica.

–  El grupo de incidencia:

va a poner límites al grupo destinatario, va a englobar a personas con unas características y conocimientos comunes, esto nos ayuda a la elaboración de nuestra programación y acción formativa y sabremos de forma aproximada cuál será el perfil de nuestros/as participantes.

En el ejemplo, podríamos dirigir la acción formativa a personas que hayan realizado alguna acción formativa relativa a lesiones dermatológicas, pediatras,médicos residentes y pediatras en situación de desempleo.

–   El grupo de aprendizaje:

Es el grupo que nos vamos a encontrar.

Lo constituyen los/as participantes que aunque tienen sus propias particularidades, son un grupo homogéneo en cuanto a las características que se han tenido en cuenta para el acceso a la acción formativa.

Es importante conocer a los/as participantes con el fin de que el diseño de la programación del proceso de formación permita sacar el máximo rendimiento.

Para ello, el/a facilitador/a del aprendizaje, en la primera toma de contacto con el grupo, debería obtener la siguiente información:

  • Nombre, apellidos, domicilio, lugar de nacimiento, nacionalidad.
  • Edad, situación familiar, estudios, hobbies.
  • Experiencia previa práctica y laboral.
  • Experiencia relacionada con los contenidos de la acción formativa.
  • Expectativas sobre la acción formativa.
  • Necesidades e intereses.

Con estos datos se pueden elaborar el perfil de los/as participantes (en cuanto a sus conocimientos, destrezas o habilidades y actitudes), que se comparan con el perfil que se desea al final del programa de formación.

A partir de las diferencias entre ambos perfiles se pueden concretar las necesidades de formación existentes en los/as participantes.

Es muy recomendable participar en la selección de los/as participantes.

También el primer día de la acción formativa es conveniente realizar una presentación interpersonal para conocerse y crear un buen clima grupal.

Durante el desarrollo del programa formativo, el/a facilitador/a del aprendizaje debe recabar impresiones sobre las dificultades que tienen en relación a cualquier característica del mismo.

Para ello, hay que saber interpretar las opiniones y preguntas que formulen los/as participantes durante las sesiones.

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